La mirada de Malva Flores se dirige hacia adentro. Es la mirada del recuerdo que, más que pensar, accede a sentir, en la acepción más noble de ese vocablo tan injustamente desdeñado por cierta poesía contemporánea.
Lo afectivo prima en ella, y con lo afectivo, un aire de elegía, de añoranza, donde tan pronto asoma la cabeza salvadora el Amor como la suya, devastadora, la Muerte. Orlando González Esteva Con sensitiva destreza va ella -la voz- trascendiendo la experiencia al tiempo que la salva en el vagoroso aire del ensalmo. Voz elocuente que sabe saltar de frase en frase, de rama en rama con un acento distinto cada vez, como si supiera que el tono y el color de esos frutos escritos tuviesen su origen en cierta raíz soñada o vivida. Adolfo Castañón |
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